
Ningún hombre nace para putero
10 diciembre, 2018
MenEngage: el compromiso de los hombres
20 mayo, 2019Lunes 11 de febrero. Presentación de El Proxeneta, en la UPNA, y debate con Mabel Lozano.
Satoko Kojima. Acción Contra la Trata.
La colaboradora de ACT, Satoko Kojima, estuvo en la presentación del documental «El Proxeneta. Paso corto, mala leche» dirigido por Mabel Lozano, el pasado 11 de febrero en la Universidad Pública de Navarra. Esto es lo que Satoko nos cuenta después de ver la película y participar en el debate con su directora.
El proxeneta, de Mabel Lozano
No es la primera vez que esta directora se pone tras la cámara para hablar de la trata de personas con fines de explotación sexual. Ya lo hizo en 2015 con Chicas nuevas 24 horas. Pero esta vez el protagonista es el otro, el malo, el proxeneta. «A los proxenetas no se nos respeta, pero se nos teme». De ahí el anonimato. Todos sabemos dónde están esas chicas, y esos clubes que ya se han convertido en parte de nuestro paisaje. Pero ¿quiénes son los proxenetas?. Por primera vez podemos escuchar en primera persona la historia de la vida de uno de los socios fundadores del negocio de la prostitución en España. Un negocio que mueve 5 millones de euros al día. Éste narra cómo se hizo la transición de la España post-franquista, – con los macarras y esas mujeres embutidas en medias, que ahora nos parecen hasta naif – al macronegocio que es hoy en día.
«A los proxenetas no se nos respeta, pero se nos teme».
Ellos crearon el sistema. En la España del 92 había un ambiente de optimismo y de progreso. El dinero fluía a raudales. Tras cuarenta años de dictadura, España quería dar una nueva imagen, abrirse al mundo. Y mientras Barcelona hacía un despliegue artístico y mediático sin precedentes, la Expo 92 lucía su lema, Era de los Descubrimientos, y Fermín Cacho ganaba el oro, había otro mundo paralelo que también estaba poniendo sus cimientos.
Y fueron aprendiendo. Cuenta este, cómo apareció la palabra deuda y cómo aprendieron a utilizarla para su beneficio. Aprendieron a captar mujeres en los países más pobres, donde muchas veces las propias madres, en su desesperación, ofrecían a sus hijas. Nunca pensaron que iba a ser tan fácil. «Muchas mujeres saben a lo que vienen. Pero lo que no saben es de qué modo van a tener que llevarlo a cabo, y ahí está el engaño».
«Muchas mujeres saben a lo que vienen. Pero lo que no saben es de qué modo van a tener que llevarlo a cabo, y ahí está el engaño».
La pobreza es su mejor aliada. Porque de ahí nacen las ilusiones torcidas, cuya fantasía saben captar y explotar, primero mediante el engaño, y después por la coacción y el miedo. «Ninguna mujer nace para puta. Eso es así. Simplemente nacen rodeadas de unas circunstancias. Que vienen con hijos, las más pobres… A ésas son a las que hay que buscar. Y si tú vas a uno de esos países de captación buscando ese perfil… pues tienes todas las que tú quieras».
Para ellas es un sueño efímero. «Una mujer tiene una capacidad de ser explotada, de rentabilidad de unos 3 años. El primer año es una mujer fantástica, una máquina de generar mucho dinero. El segundo año, pues esta mujer ya no te rinde tanto porque está hastiada de aguantar a borrachos, de aguantar sumisiones… y de ver que se están quedando obsoletas porque vienen mujeres más jóvenes. Y te estoy hablando de niñas de 20 años. El cliente ya no las quiere. Y durante este segundo año las sigues explotando, pero no ya con engaños de papeles sino con amenazas directas. Y ya durante el tercer año es cuando nos damos cuenta de que esta mujer, o se ha echado a las drogas o al alcohol… cosa que a nosotros nos interesa para que vaya perdiendo un poco el norte. Y entonces vas y la vendes a clubes de tercera».
El gran negocio de la trata de mujeres comienza en España en el año 1990. El proxeneta, alias El Músico, destripa cómo se registran estos locales, cómo se blanquea el dinero mediante empresas muertas, y cómo compran el consentimiento y la connivencia de ayuntamientos, policías, periódicos, abogados, médicos, mediante patrocinios e inyecciones de dinero. Cuando se desarticula un local de trata, la complicidad se puede leer entre líneas: no es casualidad que en los titulares de las noticias sobre redes de trata desarticuladas nunca veamos el nombre del local, o el lugar exacto donde ha ocurrido. «Ojalá todas las empresas nos patrocinaran como éstos», dice el alcalde de Bellvei, cuyo equipo de fútbol es patrocinado por el club Estel (uno de los primeros macroburdeles creados en España), en cuyas camisetas luce su nombre. Cuenta Mabel Lozano cómo, en un programa de radio en Linares donde le invitaron a hablar sobre trata, hacen una pausa para anunciar una fiesta en el club de la localidad, porque la emisora estaba patrocinada por éste.
Los proxenetas siempre han sabido adelantarse a la ley. En el año 2001, cuando apenas el mundo era consciente de la existencia del fenómeno de la trata, se crea ANELA (Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne), que en los siguientes años llevaría a cabo una impecable labor para lavar la imagen de los burdeles, e implantar en el público la idea de la legalización de la prostitución como lo que garantice la protección de los derechos de las trabajadoras del sexo. «Los políticos dicen, vamos a legalizarla y así acabamos con las mafias (…). Coño, donde más mafias hay es en Alemania, Bélgica y Holanda, y encima somos los españoles los que estamos montando clubes allí. Pero no porque nos vaya mal aquí, sino porque allá al estar legalizada, todavía nos es más fácil, se gana aún más dinero. Léase usted los estatutos de ANELA (…) lo que queremos nosotros, señores, es legalizarla. Para traer cuerpos gratis».
«Léase usted los estatutos de ANELA (…) lo que queremos nosotros, señores, es legalizarla. Para traer cuerpos gratis».
«Se sortea un polvo, chica a elegir»
El éxito de este negocio fue, como dice el proxeneta, que ellos supieron ver lo que quiere ver el cliente. Dar a los jóvenes lo que no les daban las discotecas de siempre. Pero probablemente, lo realmente brillante es que supieron darles una buena razón para poder usar el cuerpo de una mujer. Porque el consumidor medio necesita, además de un buen producto, poder dormir tranquilo. Todavía oigo a personas decir, «bueno, pero ellas necesitan el dinero, y yo se lo doy a cambio de sexo, lo que me parece justo». Pagan por el sexo, pero además, por una conciencia tranquila, por ver lo que quieren ver, por mirar hacia otro lado, y por alimentar un gigantesco engranaje que mueve millones. Dice El Músico: «Nosotros vivimos del coño de una mujer, pero éstos, con traje y corbata, también viven del coño de una mujer».
«Nosotros vivimos del coño de una mujer, pero éstos, con traje y corbata, también viven del coño de una mujer».
Y ésta es la violencia real. No hay apenas violencia explícita en esta película, porque la violencia está en la frialdad, en la normalización, en la falta de empatía y absoluta desafección con la que El Músico cuenta su historia. La propia Mabel Lozano dice cómo fue recortando sucesivamente las imágenes violentas, como la de un grupo de proxenetas que pateaban a una mujer a la que habían envuelto en una alfombra. Dice la directora: «Muchas mujeres no se sienten víctimas, porque vienen de entornos de mucha violencia. Precariedad, violencia, desigualdad… muchas de ellas incluso han sido apaleadas y violadas por sus propios padres. Muchas de ellas han consentido, como Lucía, ejercer la prostitución. Y ¿por qué han consentido?, ¿por no tener herramientas?, ¿porque tengo un niño?, ¿porque no tengo nada?. Pueden pensar: voy, lo hago, ahorro dinero, y vuelvo. Nunca volvió Lucía. Lucía se cortó las venas en el club».
«Muchas mujeres no se sienten víctimas, porque vienen de entornos de mucha violencia. Precariedad, violencia, desigualdad… muchas de ellas incluso han sido apaleadas y violadas por sus propios padres. Muchas de ellas han consentido, como Lucía, ejercer la prostitución. Y ¿por qué han consentido?, ¿por no tener herramientas?, ¿porque tengo un niño?, ¿porque no tengo nada?. Pueden pensar: voy, lo hago, ahorro dinero, y vuelvo. Nunca volvió Lucía. Lucía se cortó las venas en el club».
La voz de Mabel Lozano destruye este mundo de fantasía, este escenario donde cada día se escenifica una idea de mujer, cuyos focos brillan sólo por el horror de la oscuridad que hay entre bambalinas: «Yo tengo el derecho de vender mi cuerpo. Pero ¿tienes tú el derecho a comprarlo?».
3 Comments
Excelente artículo, antes tenía dudas acerca de si la legalización podría ser beneficiosa para las mujeres que ejercen como prostitutas. Al parecer los tratos ni las condiciones de las mujeres cambian con la legalización, solo le das luz verde a los proxenetas para que actuen con total tranquilidad. #metachodemacho
Solo hay una salida, abolición. Porque el neoliberalismo pretende que la libertad de elección es un hecho, la prostitución no es un trabajo, es explotación situada en la cultura de kanviolacion.
[…] cuenta El Músico, ex-proxeneta y ahora activista contra la trata y la prostitución [22], las mujeres son captadas […]