Las Poderosas y la lucha de las personas migrantes
25 febrero, 2020The longest journey of Joy Amen Omoruyi
30 julio, 2020Joy Amen Omoruyi no es un nombre ficticio sino el nombre real de una mujer, proveniente del estado de Edo, origen recurrente para la trata sexual en Nigeria con destino a Europa. Como muchas de las mujeres nigerianas que caminan por nuestras calles, fue víctima de la trata de personas con fines de explotación sexual; sólo en la Comunidad Foral de Navarra se estima un flujo constante de mujeres en situación de prostitución de entre 700 y 800 en pisos, clubes y calle.
Al igual que miles de mujeres que salen de África, Joy decidió venir a Europa para ayudar a su familia como último recurso para salir de la precariedad: «el sufrimiento de las familias es enorme, y al final algo tienes que hacer para ayudarles».
Unas personas le ofrecieron ayudarla en el viaje a cambio de dinero. Los tratantes le prometieron que trabajaría en Europa en una peluquería, que ganaría dinero con facilidad y que en unos meses conseguiría pagar su deuda. Joy realizó el viaje que hacen muchas mujeres nigerianas que son captadas por una red de trata: viajó hasta Libia, parte en coche y parte caminando por el desierto. Recuerda cómo se encontraba con auténticas caravanas de personas que iban en una u otra dirección. En Libia se embarcó en una patera de madera donde había más de 60 personas hacinadas. «Es un viaje en el que una se encuentra todo el tiempo entre la vida y la muerte, y sabes que las posibilidades de sobrevivir son mínimas. Muchas de mis compañeras murieron en ese viaje», dice Joy. Tras llegar a Italia viajó a Austria, su destino final, donde residía «la mami» (su proxeneta). Allí no trabajó en una peluquería sino que la destinaron a prostituirse en las calles de Viena, donde después de dos años en la calle todavía era obligada a pagar una deuda de 20.000€ impuesta por sus tratantes. Tras numerosos episodios muy dolorosos, Joy decidió arriesgarse, salir de esta situación y escapar a Noruega, haciendo una primera parada en España donde le habían facilitado algún contacto.
«Es un viaje en el que una se encuentra todo el tiempo entre la vida y la muerte, y sabes que las posibilidades de sobrevivir son mínimas. Muchas de mis compañeras murieron en ese viaje»,
Joy Amen Omoruyi
Lo que Joy desconocía en aquel momento es que ella formaba parte de un movimiento migratorio masivo que había alertado a la propia Organización Internacional para las Migraciones – OIM, quien declaró que las víctimas de trata con fines de explotación sexual que llegaban a Italia por las rutas migratorias habían aumentado entre 2014 y 2016 en un 600%. La mayor parte de ellas provenían de Nigeria, donde el 80% de las jóvenes de entre 13 y 24 años eran, de acuerdo con la organización, víctimas potenciales de la trata de mujeres. Pero además había algo más que Joy desconocía: que este viaje iba a ser distinto, y que su destino iba a ser radicalmente diferente al que había previsto. Su camino a Noruega incluía pasar por Pamplona donde había alguien conocido. Pero al llegar a la estación de autobuses nadie respondió a su llamada y se quedó sola en un lugar desconocido y sin saber a dónde ir. Preguntando a alguien por la calle y en un lugar y en otro, llegó hasta el Albergue para Personas sin Hogar. Y tras la entrevista con la policía no quedaron dudas, Joy se reveló como víctima de trata con fines de explotación sexual.
«Nosotras merecemos respeto. Las mujeres somos madres, hermanas, amigas. ¿Cómo es posible que haya hombres que puedan utilizarnos así solo porque ellos tengan dinero en los bolsillos y nosotras no tengamos otra opción?».
Joy Amen Omoruyi
Joy pudo ser trasladada a un recurso de apoyo a mujeres en situación como la suya. Aquí comenzaría un camino completamente diferente al que tenía en mente antes de iniciar este periplo. Poco después comenzó a participar en actividades con Acción Contra la Trata, conoció a varias mujeres que le ayudaron a recuperarse (como la también superviviente y activista Amelia Tiganus) y juntas comenzaron a construir el grupo de mujeres Las Poderosas – Women in Power. Un grupo que lleva varios años en funcionamiento con el objetivo de servir de lugar de encuentro, empoderamiento, formación y apoyo para mujeres que han atravesado diversas experiencias de violencia. Lograr una cierta normalidad en su vida ha sido una tarea ardua, pues, aunque había salido de la calle, superar el trauma psicológico que supone esta experiencia no ha sido fácil: «Es la vida. En esta vida tienes que ser tú misma, tienes que luchar por ti misma y luchar por tus hijos e hijas, porque nadie más lo va a hacer por ti».
«Es la vida. En esta vida tienes que ser tú misma, tienes que luchar por ti misma y luchar por tus hijos e hijas, porque nadie más lo va a hacer por ti».
Joy Amen Omoruyi
Actualmente, Joy Amen es activista por los derechos de las mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual, apoya al trabajo de mediación y sensibilización de Acción Contra la Trata, y es una de las integrantes y lideresa del grupo Las Poderosas – Women in Power – Femmes au Pouvoir. Ella insiste en que es imprescindible dar información, hablar sobre esta realidad, para concienciar tanto a la población como a las propias mujeres sobre la trata: «La mayoría de las mujeres no se dan cuenta de que son víctimas de la trata, cuando en realidad solo estamos siendo utilizadas. ¿Qué tipo de personas te obligarían a prostituirte y te quitarían todo tu dinero? Las mujeres no denuncian porque piensan que están siendo ayudadas». Recalca que los tratantes siempre van a captar a las personas en las situaciones más vulnerables, e incluso a menudo las propias mujeres buscan a los tratantes ya que no ven ninguna otra alternativa. Dice: «Yo sabía que lo que estaba haciendo en las calles no era bueno para mí, pero de verdad sentía que no tenía ninguna otra opción para vivir».
Señala que en África no hay ninguna posibilidad de vida para las mujeres, ya que para muchas es prácticamente imposible acceder a la educación a la par que ostentan todas las responsabilidades familiares: «Hay que concienciar a las mujeres y a la gente de que nosotras merecemos respeto. Las mujeres somos madres, hermanas, amigas. Las mujeres merecen respetarse a sí mismas. ¿Cómo es posible que haya hombres que puedan utilizarnos así solo porque ellos tengan dinero en los bolsillos y nosotras no tengamos otra opción?». Ahora su deseo es luchar contra esta realidad y ayudar a las mujeres jóvenes para que no caigan en la trata: «A las mujeres jóvenes me gustaría mandarles el siguiente mensaje: que no crean a los tratantes, pues ellos no quieren ayudarnos, sino solo enriquecerse a nuestra costa».
«La mayoría de las mujeres no se dan cuenta de que son víctimas de la trata, cuando en realidad solo estamos siendo utilizadas. ¿Qué tipo de personas te obligarían a prostituirte y te quitarían todo tu dinero? Las mujeres no denuncian porque piensan que están siendo ayudadas».
Joy Amen Omoruyi
La historia de Joy es verídica, pero al mismo tiempo es inusual escuchar este tipo de historias. El mundo se puebla de mujeres que son deslocalizadas y engullidas por esta vorágine donde transitan millones de vidas y cuerpos anónimos que serán utilizados por los consumidores de prostitución, pero muchas de estas historias nunca van a ser contadas. La vida de Joy será distinta a la de muchas de sus compañeras, algunas de las cuales perdieron la vida en las calles, en el desierto o en el mar. Y es posible que su viaje más largo comience ahora, aunque esta vez será una historia de lucha por los derechos de las mujeres. Solo deseamos, como sociedad, acompañarla como se merece. Debemos creer y valorar su mensaje cuando reúnen el valor para hablar, apoyarlas en su lucha y abrir los ojos a las explotaciones silenciadas que, todavía, siguen teniendo lugar a nuestro lado, día tras día.
«A las mujeres jóvenes me gustaría mandarles el siguiente mensaje: que no crean a los tratantes, pues ellos no quieren ayudarnos, sino solo enriquecerse a nuestra costa»
Joy Amen Omoruyi
Un reportaje de Satoko Kojima Hoshino.
Para más información…
Las Poderosas han comenzado a mostrar su trabajo como grupo de mujeres. La participación en debates, charlas, foros, etc. fortalece al grupo y al mismo tiempo fomenta la comprensión, la sensibilización y el diálogo, desde la experiencia propia y la fuerza de las mujeres que luchamos por la defensa de nuestros derechos.
Somos también un grupo de creación, ya que empleamos la expresión artística como medio tanto para el cambio personal como social. Parte de nuestro trabajo de este año ha sido la creación de un cortometraje documental, We Have a Dream, una historia que es el resultado de un encuentro de mujeres cuyas vidas comenzaron en lugares muy diferentes a éste, y que se unieron para hablar de sueños, de deseos, de miedos, de lucha. En el proceso creativo hemos vuelto nuestras miradas hacia el pasado, hacia nuestros orígenes, hacia nuestros deseos más profundos rescatando esa parte de nosotras que alguna vez deseamos cosas que creíamos imposibles. Desde esta búsqueda de lo íntimo nos hemos dirigido hacia el futuro, preguntándonos por nuestro potencial, las posibilidades y las barreras que sin duda encontraremos. We Have a Dream es un respiro en este viaje cuyo final aun desconocemos y es al mismo tiempo una celebración, un aquelarre por nuestro derecho a soñar.
Entre la supervivencia y la realización hay un océano. Y los cuerpos y navíos que pueblan sus fondos cuentan las historias de incontables personas que trataron de cruzar el único puente capaz de hacerles emprender semejante hazaña: la esperanza. Por eso, toda historia de migración es una historia de esperanza. Una historia que a menudo solo logran contar aquellas que sí llegaron.
We Have a Dream. Sinopsis
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