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El 6 de febrero, Las Poderosas fueron invitadas por el alumnado del Ciclo Superior de Integración Social de la Escuela de Educadores y Educadoras de Navarra, para participar junto con Talla y Mohammed Ounasser en una mesa redonda en torno al proceso migratorio y las dificultades que encuentran las personas migrantes en la sociedad de acogida.
Dos de las integrantes del grupo de mujeres Las Poderosas, Hind Faraji y Joy Ogbeide, compartieron sus vivencias como mujeres migrantes en la sala de conferencias de la librería Katakrak y respondieron a las preguntas del alumnado y de las personas asistentes, que llenaban la sala.
Hind cuenta cómo llegó a España para reunirse con su pareja. Su nueva vida no fue como había esperado. Denunció a su exmarido por violencia de género y fue acogida en un centro de atención a mujeres víctimas de maltrato. «Mi principal problema es el velo» señala, «cuando voy a buscar trabajo me dicen que con el velo nadie me va a contratar, me dicen “¿puedes quitártelo?”. Y para mí el velo es parte de mi identidad. Otras personas llevan gorra, ¿por qué no puedo yo llevar velo?». Su día a día es un constante esfuerzo por adaptarse al país de acogida, aunque a menudo este esfuerzo implica mantener ese delicado equilibrio entre «la integración» y conservar su identidad cultural. Cuenta con tristeza cómo tras el atentado de Las Ramblas en 2017, algunos niños no querían jugar con su hijo y le preguntaban si era terrorista.
La violencia de género es algo universal y las mujeres debemos luchar juntas, sin importar nuestro origen. Esto es algo que nos une.
Hind
Joy se encontraba a punto de iniciar estudios universitarios en Nigeria cuando tuvo que migrar a España para ayudar a su madre. Cuenta cómo descubrió que sus expectativas de mejora no se cumplían, la dureza de la adaptación a otra lengua, otra cultura. «Lo más difícil es tener que empezar la vida otra vez desde cero. Mis títulos ya no valían nada». Tras 13 años viviendo en diferentes lugares de España habla un español fluido y conoce perfectamente nuestras costumbres. Describe el proceso de obtener el permiso de trabajo como una verdadera odisea, cómo a menudo las personas migrantes se ven obligadas a vivir en la ilegalidad por pura supervivencia, lo que aumenta su vulnerabilidad.
Cada vez que me encuentro ante la puerta de una oficina de servicios sociales rezo. Pienso: «Dios mío, ojalá sea buena persona» .
Joy
Talla, senegalés, ha vivido la mitad de su vida en España. Tras su llegada trabajó como mantero durante unos años para sobrevivir, ayudado por otros compañeros que estaban en una situación similar. Ahora lleva años trabajando en una fábrica, pero sus logros son el resultado de una larga lucha que se percibe tras su aspecto afable y sosegado. Dice: «La mayoría de las personas migrantes no vienen solo para mejorar su vida personal, sino sobre todo para ayudar a sus familias».
A la población española les pido sobre todo comprensión.
Talla
Mohammed, de 17 años, recibió recientemente el Galardón a la Persona Joven 2019 que otorga la Subdirección de Juventud como reconocimiento a trayectorias que son ejemplo de participación social en Navarra. Él es uno más de los cientos de los mal llamados MENAS que llegan solos a nuestras costas, huyendo de situaciones límite en sus países de origen. Actualmente vive en un centro de acogida y estudia un grado medio de formación profesional. Su mensaje es contundente: «Las personas migrantes no somos todas iguales, cada uno es lo que lleva en el corazón».
Lo que viví en esa patera, nunca lo olvidaré.
Mohammed
Son historias de vida que tratan de mostrar a la sociedad navarra la lucha por la supervivencia y los esfuerzos que supone el acceso a derechos básicos. «La vivienda es uno de nuestros principales problemas» señala Joy, a lo que asiente sin dudar Talla: «Cuando llamas por teléfono y se dan cuenta de que eres inmigrante a menudo se inventan una excusa para no alquilarte». Los prejuicios son una realidad también en los servicios sociales. Joy cuenta la frustración que ha llegado a sentir al escuchar en boca de algunos trabajadores sociales ese «¿por qué no vuelves a tu país?», y lo mucho que agradece cuando es atendida por personas que saben escuchar. A los futuros educadores y educadoras del CIFP Hind les pide empatía. «Muchas educadoras están quemadas porque llevan toda la vida en esto, y su trabajo se ha convertido en solo trabajo. Pero creo que si eres educadora, debes serlo con el corazón, porque tratan con personas que a menudo están rotas por dentro». Joy invita a la sociedad navarra a la curiosidad: «Queremos que se acerquen ustedes también a nuestras culturas, les invitamos a que nos conozcan».
Desde el grupo de mujeres Las Poderosas agradecemos a la Escuela de Educadores y Educadoras de Navarra esta iniciativa maravillosa de intercambio. Contar con personas migrantes en nuestro entorno significa enriquecimiento mutuo; un buen trabajo en torno a la migración y su acogida necesita profundamente de esta mirada de amor y respeto por la diversidad.
Este año Las Poderosas hemos comenzado a mostrar nuestro trabajo como grupo de mujeres. La participación en debates, charlas, foros, etc. fortalece al grupo y al mismo tiempo fomenta la comprensión, la sensibilización y el diálogo, desde la experiencia propia y la fuerza de las mujeres que luchamos por la defensa de nuestros derechos.
Somos también un grupo de creación, ya que empleamos la expresión artística como medio tanto para el cambio personal como social. Parte de nuestro trabajo de este año ha sido la creación de un cortometraje documental, We Have a Dream, una historia que es el resultado de un encuentro de mujeres cuyas vidas comenzaron en lugares muy diferentes a éste, y que se unieron para hablar de sueños, de deseos, de miedos, de lucha. En el proceso creativo hemos vuelto nuestras miradas hacia el pasado, hacia nuestros orígenes, hacia nuestros deseos más profundos rescatando esa parte de nosotras que alguna vez deseamos cosas que creíamos imposibles. Desde esta búsqueda de lo íntimo nos hemos dirigido hacia el futuro, preguntándonos por nuestro potencial, las posibilidades y las barreras que sin duda encontraremos. We Have a Dream es un respiro en este viaje cuyo final aun desconocemos y es al mismo tiempo una celebración, un aquelarre por nuestro derecho a soñar.
Entre la supervivencia y la realización hay un océano. Y los cuerpos y navíos que pueblan sus fondos cuentan las historias de incontables personas que trataron de cruzar el único puente capaz de hacerles emprender semejante hazaña: la esperanza. Por eso, toda historia de migración es una historia de esperanza. Una historia que a menudo solo logran contar aquellas que sí llegaron.
We Have a Dream. Sinopsis
Os animamos a conocer nuestro trabajo y a contribuir a la transformación social dando voz a Las Poderosas.
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Un reportaje de Satoko Kojima Hoshino